jueves, 29 de abril de 2010















I- Acciones pedófilas por Internet.

La civilización humana ha experimentado en los últimos veinte años un asombroso salto en su desarrollo científico. La tecnología digital y sus espectaculares avances generan un fenómeno que permea nuestras sociedades y se manifiesta indefectiblemente en todos los vericuetos e intersticios de la vida moderna. Este vertiginoso progreso científico ha reducido las distancias planetarias; con toda razón hoy podemos afirmar que vivimos en una "aldea global"; pues a velocidades increíbles nos conectamos con cualquier parte del mundo mediante nuestros ordenadores, gracias a la existencia de Internet, bendición tecnológica que proporciona información educacional, social, científica y de cualquier índole; ya que su contenido es infinitamente heterogéneo.

Sin embargo, paradójicamente, esta red de redes o autopista de la comunicación se ha convertido en un arma de doble filo, pues está siendo utilizada por individuos inescrupulosos para promover e intercambiar materiales de contenido sexual a través del ciberespacio. Esto unido a que Internet constituye un medio de comunicación asequible, por la factibilidad de su explotación y lo económica que resulta; propicia la extensión de esos productos perniciosos a una enorme cantidad de público en el planeta, logrando una internacionalización instantánea de los mismos. El contenido sexual de Internet se refleja en innumerables Sitios Web que incluyen "textos, imágenes y conversaciones entre usuarios. Abarca tablones de anuncios, grupos de debate y otras formas de comunicación y va desde la pornografía ligeramente provocadora a la pornografía dura. Aunque los estudios realizados por los administradores en línea indican que los espacios pornográficos se encuentran entre los más usados en Internet, no se conoce con certeza el porcentaje de espacios de esa índole. Cuando un proveedor incluye material en la Internet, este queda a disposición de todos los demás usuarios en el mundo entero". La tecnología digital ha generado conceptos tales como la pornografía informática y auditiva, mediante la producción o edición computarizada de imágenes y sonidos.

En cuanto al contenido sexual, Internet recrudece su nocividad cuando promueve específicamente el sexo con niños; en ese caso la Red de redes es usada para el servicio de la pedofilia, garantizando así diversas variantes de satisfacción de los individuos pedófilos clínicos, pedófilos episódicos o pedófilos socialmente inducidos por equivocadas valoraciones en torno a la garantía de protección a la salud que representa establecer relaciones sexuales con infantes.

Obviamente la pedofilia no es un fenómeno de la edad moderna, ha existido inmemorialmente, manifestándose desde las profundidades del tiempo en antiquísimas culturas. Pero esos desviados sexuales se encontraban aislados y silenciados por el ostracismo y la severa crítica social, sin embargo la aparición de la tecnología digital y de la Internet ha propiciado un fenómeno de confraternización y apoyo mutuo producto de la celeridad, multilateralidad y anonimato de las comunicaciones actuales.

Las acciones pedófilas a través de Internet se manifiestan en diversas modalidades, de las que analizaremos solo tres, escogidas por la trascendencia que poseen las mismas en el tema tratado, ellas son:

  • La creación de redes de confraternización pedófila.
  • El intercambio y disfrute de la pornografía infantil digital propiamente dicha, y
  • El intercambio "on line" con niños y la captación de los mismos para sus fines.

II- Redes de confraternización pedófila.

Analizando cada una de estas modalidades por separado podemos afirmar que las redes pedófilas tienen tentáculos a nivel mundial y sirven para propiciar los contactos entre individuos consumidores de sexo infantil. Estas redes persiguen varios objetivos: usar las facilidades de la comunicación para el apoyo mutuo, promover la pretendida e increíble legalización de sus actos pervertidos, el intercambio de pornografía infantil y la promoción de los más promisorios destinos turísticos sexuales de entidad pedófila.

Producto de sus facilidades comunicativas, los pedófilos utilizan las conversaciones en línea con canje de textos, fotografías y videos, elaborando tablones de anuncios para intercambiar información de interés sexual en los niños. Los lazos de confraternidad que se establecen a través de Internet los ayuda psicológicamente a evadirse de sentimientos culpabilizantes y a soslayar la soledad, conquistando a la vez, el necesario anonimato de sus criminales acciones; también logran satisfacer su ego en la demostración a otros pedófilos de sus "proezas" y conquistas. Los contactos a través de redes propician la socialización de sus más íntimos y desviados pensamientos en un proceso de autoafirmación y autovaloración en que se conciben como personas normales, rodeadas y conectadas con individuos similares que sienten y piensan de manera idéntica.

Algunas de estas redes en que se organizan los pedófilos persiguen además como finalidad, la de transformar las opiniones críticas respecto a sus inclinaciones sexuales, llegando al extremo inconcebible de propugnar cambios legislativos a su favor, autoproclamándose como sector sexual minoritario víctima de una desconsiderada e irracional intolerancia social. Cuesta trabajo asimilar estas posiciones y admitir civilizada y democráticamente que grupos organizados de esta entidad pretendan convertir en legales sus prácticas corruptoras de niños. Para sus reclamos de legitimidad se basan en la sacrosanta libertad de pensamiento y expresión reflejada en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y reconocida por todas las Constituciones modernas.

Consideramos que este derecho a la libre expresión no puede ser usado a su vez para lastimar y anular los Derechos de niños y niñas a vivir un sano y pleno crecimiento en su infancia y adolescencia, especialmente en cuanto a la protección de sus derechos al desarrollo de una sexualidad sana y acorde con la evolución normal de su vida. A nuestro modo de ver, cuestionable puede resultar la actitud de los gobiernos que en aras de respetar la libertad de expresión y pensamiento, permitan la existencia legal de redes pedófilas en franco desconocimiento e irrespeto de los derechos de los niños a un crecimiento sexual saludable.

Otro de los objetivos de estas redes pedófilas en Internet consiste en proporcionarse consejos y recomendaciones mutuas en torno a los destinos turísticos que facilitan indolentemente y sin mayores riesgos el acceso a niños y niñas, llegando a recomendar el nombre de turoperadores corruptos que propician la "mercancía" sexual infantil. "Con el incremento en el uso de Internet para el negocio del sexo y del abuso sexual en contra de niños y niñas, el número de páginas web que contienen información acerca de cómo pueden viajar los pedófilos se ha aumentado dramáticamente, así como los detalles extremadamente explícitos que se dan en ellas".

III- La Pornografía Infantil en Internet.

Las redes que hemos analizado proporcionan variados disfrutes de carácter sexual a los pedófilos, una de esa modalidades está representada por la pornografía infantil propiamente dicha. Nunca como ahora, los pedófilos han encontrado mayores facilidades de acceder a material pornográfico que involucre a niños. Ya los pedófilos no se ven precisados a correr peligros para satisfacer sus bajos instintos sexuales; anteriormente para obtener y acumular ese material impúdico tenían que evadir los controles policiales y aduaneros, portando sobre sí o en sus equipajes con gran riesgo, las fotografías y videos pornográficos que disfrutarían.

Las novedosas tecnologías de la comunicación proporcionan las facilidades ideales para las acciones pedófilas; basta poseer un ordenador (equipo relativamente barato) y sin abandonar sus domicilios y preservando el anonimato, estos individuos "navegan" por el ciberespacio en la búsqueda de documentación sexual que involucre a infantes. De esa forma, la Internet se convierte infelizmente en el vehículo comunicativo ideal para concretizar la producción y consumo de la pornografía infantil, como modalidad de la explotación sexual comercial de niños.

Los pedófilos, preferiblemente en su variante clínica, se complacen en coleccionar compulsivamente fotografías y grabaciones de audio o video, donde se reflejan abusos sexuales con niños en los que participan ello mismos u otros adultos; materiales que al circular por la autopista de la información han generado la aparición del fenómeno de la ciberpornografía infantil.